¿Qué es la piel grasa?

Una piel grasa es un tipo de piel que se caracteriza por una sobreproducción del sebo natural presente en la dermis. El sebo es la grasa natural que la piel y el cabello producen para hidratarse, protegerse y mantener un correcto pH. Sin embargo, una alta cantidad de sebo provoca un desequilibrio en la barrera cutánea que es la causa de la piel grasa y sus consecuentes efectos: poros engrandecidos y visibles, un exceso de brillo, inflamación y la aparición recurrente de brotes de acné.

Los factores genéticos y/o hormonales son los que suelen estar detrás de esta sobreproducción de sebo y es por ello que el tratamiento de la piel grasa a nivel externo tiene como objetivo paliar las consecuencias visibles de este desequilibrio interno.

Una piel grasa puede parecer más fuerte y resistente, pero en realidad se trata de un cutis frágil y sensible que se puede ver fácilmente debilitado con el uso de productos altamente agresivos (como aquellos con fórmulas muy astringentes o exfoliantes). Cuando esto sucede, el cutis con tendencia grasa sobre reacciona y produce un efecto rebote a través de la inflamación para contrarrestar el debilitamiento, motivo por el cual es una piel que se debe tratar con extrema paciencia, constancia y suavidad. 

Características de una piel grasa

• Exceso de brillo en todo el rostro, no solo en la zona T (frente, nariz y barbilla).
• Tendencia a poros dilatados, visibles y con retención de suciedad.
• Suelen aparecer brotes de acné, espinillas y otras imperfecciones con regularidad.
• Textura de la piel gruesa y rugosa.
• Aparecen rojeces y otro tipo de inflamaciones con recurrencia.

Rutina para cuidar la piel grasa

Los 6 pasos a seguir para obtener los máximos beneficios de una rutina de cuidado para piel grasa —tanto de día como de noche—son los siguientes:

Si tienes dudas sobre el orden correcto de aplicación de los productos consulta nuestra guía.

Productos recomendados

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Qué hacer y qué no hacer

✔ Ser constante y meticuloso con la rutina de cuidado de la piel

✔ Realizar una doble limpieza por la noche para retirar completamente las impurezas acumuladas

✔ Utilizar productos equilibrantes que ayuden a reducir y absorber el exceso de sebo

✔ Priorizar texturas ligeras y frescas

✔ Fomentar fórmulas con ingredientes que descongestionen los poros (ej. ácido salicílico, ácido glicólico, beta-hidroxiácido o peróxido de benzoilo)

✔ Exfoliar la piel entre dos y tres veces a la semana para limpiar en profundidad y minimizar las bacterias que causan el acné y otras inflamaciones

✔ Utilizar una mascarilla purificadora y/o exfoliante una o dos veces a la semana

✔ Mantener una buena limpieza de las toallas y sábanas para eliminar al máximo los residuos y bacterias

✗ Evitar productos altamente exfoliantes o astringentes que debiliten la barrera cutánea 

✗ Evitar fórmulas con alto contenido en alcohol, perfumes o ingredientes químicos agresivos (ej. alcohol denat, zinc o aluminio entre otros)

✗ Evitar fórmulas comedogénicas que fomenten la obstrucción del poro (ej. aceite de argán, aceite de coco, manteca de karité entre otros)

✗ No descartar fórmulas en aceite. Los aceites faciales pueden ser muy beneficiosos a la hora de contrarrestrar el exceso de sebo, desinflamar y equilibrar el pH